Blogia
Educación Social

Procesos

Me costaba comprender que los chavales no entendieran que cada cosa lleva un proceso. Era difícil explicárselo si venían de hacer pan, que tras veinte minutos en el horno crece y se transforma. O si venían de ordeñar.

Una semilla, les decía, necesita tiempo, agua y alimento para germinar. Y venían al rato a preguntarme si podían ir ya a ver su planta. ¿Qué podía hacer, excepto llevarlos a cada rato a mirar si había algún brote en la maceta?

Llegado un momento pensé en transplantar algún brote, para que vieran el progreso. Pero eso hubiera sido traicionar su confianza. Y entonces no aprenderían que cada cosa tiene un proceso, y que dicho proceso lleva un ritmo diferente para cada cosa.

No sé si finalmente conseguí transmitirles la idea, o si sólo acabaron decepcionados al pensar que su esfuerzo no había servido para nada. Sólo espero que, algún día, recuerden aquello de "no podemos obligarla a abrirse, ni a crecer, pero mientras lo hace, continuaremos regalándole agua".

0 comentarios